Google celebra sus 15 años

Google celebra sus 15 años

Era el 27 de septiembre de 1998. Dos colegas californianos se encerraron en un garaje y registraron un dominio bajo el nombre de Google. Hoy, la compañía es una de las empresas con mayor éxito de todo el planeta y el motor de búsqueda más utilizado el mundo. Para celebrarlo, el buscador sustituye hoy su habitual logotipo por un cumpleañero doodle Google se hace mayor.

 

El buscador más utilizado del mundo cumple hoy 15 años y para celebrarlo, ha diseñado un divertido e interactivo logotipo con el que, durante todo el día de hoy, el usuario puede entretenerse golpeando la piñata para conseguir el mayor número de caramelos. No es la primera vez que Google festeja así su aniversario. Ya el año pasado el motor de búsqueda mimetizó sus características letras con un pastel de chocolate coronado por catorce velas.

 

Sergei Brin y Larry Page, dos estudiantes de la Universidad de Stanford, desarrollaron a mediados de los noventa un motor de búsqueda para la tesis doctoral de ambos con el objetivo de mejorar las indagaciones en Internet. El dominio Google fue registrado el 15 de septiembre de 1997. Un año después, en 1998, fecha de la onomástica que celebra hoy Google con su doodle, se creó la compañía Google Inc. 23 días después vería la luz el popular buscador. Un armario lleno de servidores y dos procesadores fueron todo el hardware que los colegas californianos necesitaron para poner la primera piedra del gigante tecnológico, además de un cheque por 100.000 dólares aportado por Andy Bechtolsheim, uno de los fundadores de Sun Microsystems. El nombre ya lo tenían. Google procede del término «gúgol», inventado por el hijo de nueve años del matemático Edward Kasner para referirse al número «10 elevado a 100», un uno seguido por 100 ceros.

 

Después de tres años de trabajo, en pleno apogeo de las puntocom, les llegaron las primeras ofertas.

 

Entonces, con un poco de morro, una idea pasable y un powerpoint se hacía dinero fácil en Internet. Pero Brin y Page escogieron el camino contrario, apostando por el producto y dejando a un lado el markéting. No les hizo falta. El boca a boca convirtió a Google en un fenómeno masivo. En las antípodas de Bill Gates, lejos de los yuppies y los gurús, los que comenzaron siendo los directivos peor pagados del Silicon Valley rompieron los estereotipos y abrieron un nuevo camino en la concepción de empresa tecnológica: discretos, alejados del lujo, los fundadores de Google vivieron durante años en casas de clase media, conduciendo coches normales e instaurando un renovador estado de bienestar para sus empleados. Por supuesto, nunca llevaron corbata.

 

Hoy, Google es una multinacional con unos ingresos trimestrales que alcanzan los 11.100 millones de dólares, pero su filosofía, reforzada y acorazada por su éxito, continúa apoyándose en la diferenciación, en el bienestar del trabajador, en una seriedad serena, propia, alejada de la rigidez de los trajes de chaqueta y la gomina en el pelo, de las jonadas de trabajo férreas y los horarios inamovibles. Sus oficinas hablan solas de su manera de hacer. De ser. Una cafetería, mucho color, futbolines y mesas de ping-pong, que asientan los cimientos del primer motor de búsqueda del mundo.

 

Limando asperezas para vestirse de gala el día de su décimo quinto aniversario, Google actualizó hace cuatro meses sus diez principios inapelables, «las diez cosas que sabemos que son ciertas», como prefiere llamarlos la compañía: Piensa en el usuario y lo demás vendrá solo, no hay nada mejor que el afán de superación, es mejor ser rápido que lento, la democracia es una buena forma de gobierno para la web, las respuestas pueden llegar a cualquier lugar, se pueden conseguir beneficios siendo honesto, siempre hay más información por descubrir, la necesidad de información traspasa todas las fronteras, no hay que llevar traje para ser formal y ser muy bueno no basta. Siempre con su misión de organizar la información del mundo y hacerla universalmente accesible y útil.

 

Con quince años en su currículum, Google tiene ahora claras sus ideas, adónde quiere llegar -o dónde quiere mantenerse- y cómo trabajar para conseguirlo. Convertido en todo un imprescindible para la vida cotidiana, sus tentáculos abracan casi todo el espectro tecnológico imaginable y, aunque el buscador es su niño mimado, a día de hoy la compañía no escatima en esfuerzos a la hora de intentar dominar otros sectores como los servicios musicales y audiovisuales (Youtube), las redes sociales (Google+) o el correo electrónico (Gmail), el software móvil (Android), el mercado telefónico (Nexus) o los sistemas cartográficos (Google Maps).

 

Lo que está claro es que Google evoluciona a una rapidez de vértigo. Y no solo por lo innovador y eficiente de sus productos, ni por su peculiar cultura de empresa, sino también por las alianzas que extiende a lo largo y ancho del mundo con otras empresas y por la forma en la que ejerce el poder que le dan sus éxitos y su red publicitaria. De ser un buscador más cuando el siglo XX empezaba a despedirse, Google se desmarcó de otros servicios similares como Yahoo o Altavista gracias, principalmente, a su precisión en las búsquedas (su gran fórmula secreta: los misteriosos algoritmos de Google) y a la limpieza de su página de inicio, blanca y con una única caja de búsqueda, desprendida de cualquier ventana publicitaria que asaltase a los usuarios. Así, Google se convirtió en una de las empresas de más éxito en la economía global, con un público fiel que, durante 15 años, se ha mantenido satisfecho con sus servicios. El gran reto de cualquier empresa actual.

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